Las 16 mejores películas de anime de Netflix que debes ver (2024)

Dirigida por Hiroyasu Ishida y creada en Studio Colorido, 'Hogar a la deriva' sigue a unos adolescentes que son vecinos y amigos desde pequeños y que se preparan para vivir la gran aventura de su vida. Un verano, mientras juegan en su edificio que está a punto de ser demolido, sucede un fenómeno muy extraño: a su alrededor, solo ven el mar. ¿Qué ha pasado? ¿Y conseguirán Kosuke y los demás volver a su mundo?

Obra maestra de Hayao Miyazaki, que le valió su primer y único Oscar a la Mejor Película Animada. En ella conocemos a Chihiro, una espabilada niña de 10 años que atraviesa un túnel que la lleva, por arte de magia, a un extraordinario mundo paralelo donde todo lo fantástico acontece de la manera más natural. Claro que sus padres, convertidos en cerdos, no están demasiado cómodos. Como rezaba la crítica de 'El viaje de Chihiro' de Fotogramas: "Libérrima, intensa y deslumbrante, es una de esas películas que inventan su realidad a cada plano, tensando la capacidad de asombro del espectador, sometido a una experiencia equivalente a una sobredosis del Grandville más alucinatorio inyectada por un calígrafo oriental empeñado en reinventar el alfabeto".

La historia de esta tierna película de Junichi Sato y Tomotaka Shibayama sigue a una joven estudiante de secundaria, Miyo "Muge" Sasaki, que se ha enamorado de su compañero Kento Hinode, que no parece percatarse de su presencia. Sin embargo, mientras esconde un secreto que no puede contar a nadie, Muge descubre una máscara con la que se transforma en un gato llamado Tarō. Esto le permite acercarse a Kento, pero también corre el riesgo de no poder volver a transformarse en humana de nuevo. ¿Le valdrá la pena?

El Studio Ponoc, formado por extrabajadores del Studio Ghibli, demostraron su maestría animada con esta película formada por tres historias, dirigidas por tres cineastas diferentes: 'Kanini & Kanino' de Hiromasa Yonebayashi, 'Life Ain't Gonna Lose' de Yoshiyuki Momose y 'Invisible' de Akihiko Yamash*ta. Su punto de partida conjunto: "la historia de varios héroes modestos de nuestro tiempo".

La producción de Ghibli está repleta de películas únicas pero ‘Porco Rosso’ es la más especial de todas. Muchos de sus pasajes siguen siendo un misterio años después y su complejidad hace que crezca con los visionados. Aquí el protagonista no es una joven sino un maduro piloto, algo amargado y machista, convertido en cerdo (sí, cuando los cerdos vuelen…) Estamos en la Italia fascista, pero Miyazaki nos lleva hasta un maravilloso mundo de pilotos de hidroaviones y piratas, que viven una distopía fuera de la ley sobre las aguas del Mar Adriático. Porco Rosso, que en realidad se llama Marco, guarda en su honesta dureza fuertes paralelismos con los héroes del noir de Humphrey Bogart o Robert Mitchum. Como ellos, es un romántico que se ha autocondenado, por principios, a vivir una vida peor de la que se merece. Con la historia de amor más triste y sutil de todo el universo Ghibli y un final que da para pensar y reposar toda una vida, ‘Porco Rosso’ es la película más madura de Miyazaki, la más crepuscular y melancólica. Además, tiene la mejor frase de todo la historia del cine animado. Por supuesto, hablamos de esa en la que el cerdo Porco Rosso rechaza unirse al ejército porque “Más vale ser un cerdo que ser un fascista”. Aplausos, por favor.

Primera incursión en la gran pantalla del personaje de Violet Evergarden, creado por Kana Akatsuki. La señorita Evergarden tendrá que acudir al 'rescate' de Isabella, una chica de la nobleza que vive oprimida por las estrictas reglas de su padre. Su nueva profesora, y veterana de la guerra, asume el reto de entender sus sentimientos y ofrecerle una nueva perspectiva.

Más allá de Miyazaki y Takahata, Yoshifumi Kondô dirigió una de las grandes joyas de Studio Ghibli. Cuenta la historia de Shizuku, una joven aspirante a escritora que descubre que todos los libros que coge de la biblioteca del instituto han sido leídos por la misma persona antes, Kenji Amasawa. Los misterios se acumulan cuando descubre a un gato viajando solo en el tren y decide seguirlo hasta una pequeña tienda de antigüedades donde el objeto más preciado de su dueño se convertirá en el protagonista de su primera novela. Es una historia sobre esforzarse para cumplir sueños y la obsesión casi enfermiza que puede generar. Habla sobre las inseguridades y el miedo de enfrentarse a la página en blanco, pero también en la magia y la felicidad que pueden darnos como recompensa. Va en sintonía con la historia de su director: Yoshifumi Kondô murió por exceso de trabajo.

Aunque le ha costado seguir la estela de su padre, Goro Miyazaki sí tocó las teclas correctas con esta película de 2011. Ambientada en el Japón de 1963, sigue a una estudiante de instituto que, en ausencia de su madre, debe encargarse del cuidado de su familia, mientras en el instituto vive las experiencias propias de una joven de su edad. Eso incluye una defensa a ultranza del centro cultural de sus compañeros, que quieren destruir por ser demasiado antiguo. Una joya algo infravalorada del Studio Ghibli, aunque, ¿adivinas en qué puesto está en nuestro ranking de las mejores películas de Studio Ghibli?

Basada en un cuento popular japonés anónimo del siglo IX titulado 'El cortador de bambú', esta película (la última de Isao Takahata) es una joya animada imprescindible. O como rezaba la crítica de 'El cuento de la princesa Kaguya' en Fotogramas: "Un audaz viaje hacia la simplicidad del trazo y hacia un tipo de abstracción que conecta con las formas del arte tradicional japonés". Y también: "Un viaje emocional que lleva al espectador de lo naïf –la atropellada infancia de Kaguya es de lo mejor de la película– a lo melancólico –la madurez del personaje se halla bañada por un perenne halo de amargura y fatalismo–".

Masaru Kato es apuñalado hasta la muerte en el metro, pero despierta poco después en una extraña habitación. Pronto conoce a otras personas resucitadas y juntas combaten contra
un ejército organizado de monstruos repartidos por todo Japón. Esta película de Yasushi Kawamura, basada en el manga de Hiroya Oku,es para amantes de la ciencia ficción pura y sin contemplaciones.

Takahata parecía despedirse de la primera línea creativa del estudio con la llegada del nuevo siglo. Todo cambiaría con ‘El cuento de la Princesa Kaguya’, su testamentaria obra maestra. 14 años antes, la despedida de Takahata era una de las producciones más singulares del estudio y de toda la historia del anime. Basada en el famoso maga de Hisaichi Ishii, la película de Takahata adapta con el estilo visual de las viñetas una colección de historias cotidianas sobre la familia protagonista. Con humor, melancolía y extremo detalle, la narración es una oda a la vida normal de cualquier persona de clase media, de las disputas matrimoniales por el mando a distancia o por hacer los recados de la casa. Aunque su carácter disperso y su estructura de microhistorias la hace, por fuerza, irregular, está llena de hallazgos y varios de los momentos más humanos y humanistas de Ghibli.

El hombre murciélago como nunca lo habías visto antes, en una aventura de ambientación japonesa que reúne a los personajes más célebres de los cómics de DC Comics. Un festival de acción animado donde Batman, junto a sus enemigos (Deathstroke, Poison Ivy, Dos Caras, Pingüino y, por supuesto, el Joker) y también sus aliados (desde Catwoman a Robin), se ve transportado desde la moderna Gotham hasta el Japón feudal y tendrá que enfrentarse a los retos que se encuentra. Incluida la presencia de los Transformers.

En la entrevista de FOTOGRAMAS a Hiromasa Yonebayashi, el director reconocía sentirse mucho más identificado con protagonistas femeninas que con álter egos de sí mismo. Quizás por ello su película más recordada sea 'El recuerdo de Marnie', la emotiva historia del vínculo que establecen dos niñas. Con un aire melancólico que recuerda a libros como 'El príncipe de la niebla', se ensalza como uno de los últimos largometrajes de Studio Ghibli de gran trascendencia.

Si Miyazaki realizó con ‘La princesa Mononoke’ su gran batalla "naturaleza vs humanidad", esta es la versión de Takahata. Y lo cierto es que es, a la vez, mucho más realista y también increíblemente disparatada. Los mapaches japoneses, cuentan las leyendas, son capaces de transformarse para engañar a los que se adentran en los bosques. Con esa premisa, y también la de sus enormes escrotos (sí, con dos grandes bolsas testiculares se les representa popularmente), Takahata nos narra la lucha de la secreta sociedad mapache por proteger su bosque de la construcción de una Tokio en constante crecimiento. Para ello, dominarán el arte de la transformación sin más límite que la creatividad de la animación del estudio. Los mapaches se convertirán en todo tipo de elementos, desde otros animales a fantasmas gigantes, sin olvidar a los seres humanos, para conseguir su objetivo. Al contrario que Miyazaki, cuyas obras son muy similares entre sí, Takahata sorprende buscando nuevos tonos, géneros e imaginarios visuales en cada película que emprende. ‘Pompoko’ y sus mapaches transformistas quizás formen la película más imaginativa, por cantidad y variedad de ideas, de todo Ghibli.